The Queen Layhoon Chan, la banda sonora de una presidenta en apuros
Esta es la historia de Layhoon Chan, presidenta del Valencia CF. El sábado me levanté reventado. La Junta General de Accionistas me había dejado roto de cansancio y el cerebro lleno de ideas desordenadas. Necesitaba tumbarme y pensar sobre lo ocurrido. Así, mientras Víctor hacía deberes, no sé bien por qué me dio por ponerme Queen. El grupo inglés me encanta, no diría que es mi preferido, pero para los cuarentones desde luego es una parte muy importante de la banda sonora de nuestras vidas.
Víctor me miraba raro, así que, por aquello de ejercer de padre formador, tiré de youtube y le fui poniendo una a una las canciones del mítico concierto «Live at Wembley» de 1986. Él y yo alucinamos con la fuerza de Freddie Mercury, con sus letras, con sus mensajes… Víctor no pestañeaba y yo ensoñaba mezclando títulos de canciones con las intervenciones de los accionistas y las respuestas de Layhoon de una asamblea tensa, movida, pero constructiva.
Minimicé la pestaña del youtube y, a medida que iba repasando el listado de canciones ordenaba lo sucedido en la Feria de Valencia el pasado viernes con la sensación de haber asistido a un punto de inflexión en la historia reciente de la entidad. La llegada de Peter Lim, Meriton y, sobre todo Layhoon Chan, ha sido un bálsamo económico para el Valencia CF, pero creo que les vendrá muy bien haber escuchado a los accionistas quejarse porque no quieren ver a su club flirteando con el descenso o malgastando millones en fichajes poco o nada rentables.
Se creó -sigo la lista de canciones del concierto, una especie de magia (A Kind of Magic) en el que casi medio centenar de valencianistas provocaron que la presidenta se sintiera bajo presión (Under Pressure), quizá una presión mayor de la esperada. Es cierto que ella, como mujer inteligente que es, desde el estrado se defendió con fiereza y argumentos e hizo quealgún otro como Zorío mordiera el polvo (Another One Bites the Dust) cuando quería sacar tajada deformando la realidad -una vez más- a su antojo.
Por momentos, y viendo que la Junta se alargó por espacio de siete horas entre pitos y flautas, uno se preguntaba Quién quiere vivir para siempre (Who Wants to Live Forever) pero, como bien dijeron varios accionistas desde el atril, el Valencia es para los allí congregados el Amor de su vida (Love of My Life).
Es evidente que el Valencia debe experimentar un cambio tan profundo como el que nos cantaba Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, sin duda mi canción preferida del grupo. Se me ponen los pelos de punta recordando aquellos «Mamá, acabo de matar a un hombre… (…) Mamá, la vida acababa de empezar…» Y es que, la Junta -lo dijo la propia Layhoon– debe servir para resetear los errores pasados y no volver a cometerlos. Es verdad que palos le cayeron, muchos de ellos justificados, pero claro, eso ella ya lo sabía. No en vano, empezar la Junta reconociendo que el Valencia no celebrará su aniversario en el nuevo estadio y que debes 31.4 millones de euros porque Europa quiere recalcular de forma usurera un préstamo que ya pagaste, es un trago amargo para cualquier accionista.
Con todo, y pese al aluvión de críticas, al final los amigos siempre serán amigos Friends Will Be Friends porque todos los valencianistas están en el mismo barco. Pensar que Peter Lim ha venido al Valencia a llevárselos crudos es ser muy ingenuo. Hay un millón de formas más sencillas de ganar dinero invirtiendo cien millones. También es cierto que no basta con ponerlos y que, si queremos volver a escuchar pronto el We Are the Champions en Mestalla (en aquel concierto del 86 fue la primera vez que lo oí y ya me enamoró), hay que ponerse las pilas y aprender. Cuando la gente sospecha de Jorge Mendes y cuestiona el bajón de ingresos publicitarios y de gestión no lo hace por fastidiar, sino porque quieren al club y quieren que esté entre los mejores, no arrastrándose deportiva y socialmente. Dicho esto dónde toca, que no es otro lugar que la Junta de accionistas, llega el momento de recapitular. En este sentido, me parece justo exigir a Meriton que se pongan las pilas en el área deportiva, no tanto en el área económica porque la gestión heredada fue lamentable.
Pero lo que es evidente es que derrotas como las de Vigo no hacen más que alimentar las dudas sobre el proyecto y que tiemblen los pilares del club y de una afición que poco le queda por hacer que no sea acabar como hizo Queen aquella memorable noche en el estadio de Wembley entonando el God Save the Queen (Dios Salve a la Reina) y deseándole suerte y tino con los fichajes a Layhoon porque sus éxitos y sus errores serán los nuestros. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia
El Valencia CF y el cáncer
PETER LIM Y LAYHOON DESTINARON LOS FONDOS NECESARIOS, PERO NO ACERTARON CON LOS ESPECIALISTAS
El cáncer y el Valencia CF
El cáncer es la jodida plaga del siglo XXI. No hay nadie que no tenga un familiar, amigo o conocido que no haya sufrido o esté pasando esta enfermedad. Cuando eres pequeño te apartan de ella, no te dejan saber nada y vives feliz. Sin embargo, cuando te haces mayor, le miras a los ojos, te enfrentas a situaciones dolorosas y tienes que hacer de tripas corazón para ser un refuerzo de las personas enfermas y no una carga más en el proceso de su enfermedad.
Tres cuartas partes de lo mismo le pasa al Valencia CF y a su afición, su entorno, sus dirigentes y ¿por qué no? también a sus periodistas. Somos fascinantes y feroces a la hora de autodestruirnos, de duplicar nuestro poder masivo, de hacer más grande el mal y de postular siempre lo negativo por encima de las cosas buenas.
Llevo semanas meditando si escribía o no del tema. Un tío, una amiga, la madre de otra… la inspiración está ahí, llamándome. La amenaza nos rodea, pero la forma que tienen estas personas de afrontar el proceso y sus fuerzas sacadas de no sé muy bien dónde siempre estimulan la mente de un periodista y te hacen darte cuenta de lo que realmente es importante en la vida y de lo que es una auténtica banalidad.
De esta enfermedad me fascinan dos cosas, lo escribo con odio, no con admiración: Por un lado su capacidad destructiva, su fuerza regeneradora para aparecer una y otra vez haciendo la puñeta al enfermo y la energía que roba a los que la padecen y a los que les rodeamos. Por otro, que es un mal que surge del propio ser, de nuestro propio organismo. Somos nosotros los que tenemos las células que después se vuelven cancerosas y empiezan a atacarnos de dentro a fuera incesantemente. El enemigo está en casa y es más difícil
Y, aunque por fortuna la medicina ha evolucionado tanto como para hacer más llevadera la enfermedad y erradicarla en un amplio porcentaje de los casos, sus dos malignas características (su fuerza regeneradora y su origen interno) la convierten en un enemigo formidable, difícil de vencer y al que hay que rematar aunque uno esté convencido que ya ha ganado en la batalla.
Leyendo el libro de Vicent Marco De Categoría, (absolutamente recomendable), que nos define de forma entretenida pero certera a los valencianos, hilé reflexiones y me di cuenta que muchas veces la gente de la ‘terreta’ somos así, nocivos para nosotros mismos. Tenemos el mal en nuestro interior y eso nos impide hacernos fuertes de cara al exterior.
Tres cuartas partes de lo mismo le pasa al Valencia CF y a su afición, su entorno, sus dirigentes y ¿por qué no? también a sus periodistas. Somos fascinantes y feroces a la hora de autodestruirnos, de duplicar nuestro poder masivo, de hacer más grande el mal y de postular siempre lo negativo por encima de las cosas buenas -muchas o pocas- que suceden. Para empezar, muchos tildarán este discurso de populista, blando o afecto al poder, cuando en realidad lo que pretende es, pues así lo he aprendido de los enfermos de cáncer, darle valor a lo positivo. La actitud en estos casos es casi tan importante o más que la aptitud.
Tras una temporada nefasta deportivamente hablando es difícil pedirle a nadie que sea positivo. Es más, como sucede con una enfermedad como el cáncer, estoy convencido que la solución pasa por atacar de frente al problema, por erradicar las células afectadas -los jugadores que sobran- pero con cuidado, porque el peligro de expandirlo a otros ámbitos del club, o del valencianismo siempre existe. El negativismo no puede nublarnos tampoco el criterio ni el enfoque.
Y lo escribo hoy, despúes de ganar en Barcelona que siempre es un placer aunque eso no sirva para empañar. Peter Lim y Layhoon no han sido los mejores médicos para diagnosticar la enfermedad valencianista hasta la fecha. Comenzaron destinando los fondos necesarios pero eso no basta si no aciertas con los especialistas y la terapia. Ahora, con Suso García Pitarch al frente del caso el enfermo tiene mejor pinta.
No lean esta columna como una forma frívola de acercarse a una realidad dolorosa para muchos, sino más bien como mi forma de decirle a los que lo padecen que sé lo que sufren y que estoy a su lado cuando lo necesiten. Vale también para el valencianismo. Así que, desde el refuerzo positivo que significa ganar en el Camp Nou, dejemos a los médicos hacer su trabajo. La temporada 2016-17 está a la vuelta de la esquina. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia
(Foto: Lázaro de la Peña / Valencia CF)
Ya lo dijo Unamuno: «Venceréis, pero no convenceréis»
Ya lo dijo Unamuno: COMPRAR EL CLUB Y SALVARLO ECONÓMICAMENTE ESTUVO BIEN, PERO NO ES SUFICIENTE, ES SÓLO EL PRINCIPIO
«Venceréis pero no convenceréis»
He estado de vacaciones unos días en mi querida Villanueva (provincia de Valladolid), buscaba aislarme del hastío, la rabia y la impotencia que me han producido los ataques terroristas de Bruselas, el adiós del mítico Cruyff y, por supuesto, olvidar por unos días la lamentable trayectoria deportiva del Valencia. Y, aunque ésto último ha sido imposible, porque el parroquiano de turno que no me preguntaba lo qué le pasaba alValencia, me daba el pésame deportivo diciéndome que este año el “Valencia no va a librar el pellejo”.
Estoy seguro también que lo que ellos (Peter Lim, Layhoon Chan y compañía) ven sobre el campo les produce rechazo, hastío y repulsión deportiva, como a ti, como a mi. Pero vencer (en el proceso de compra) no es convencer.
Unamuno al poder
El caso es que me ha costado ponerme delante del ordenador para mostrar de nuevo mi preocupación por este Valencia que a tantos nos desvela. Recluido en Castilla la Vieja, me vino a la cabeza un personaje, vasco de nacimiento pero castellano de adopción, del que siempre he admirado su rebeldía, y su fuerte personalidad: don Miguel de Unamuno.
El bilbaíno de cuna, pero salmantino de profesión (fue rector de la Universidad hasta en tres ocasiones), pasó a la historia por innumerables afirmaciones como aquella de que «el fascismo se cura leyendo y el racismo viajando», o, mi preferida, “Me duele España”. Con ésta sentencia tan lacónica como aplastante, sintetizaba Unamuno el hastío (mal rollo, para los modernos) que envolvía el país en el primer tercio del siglo XX y bien me sirve para explicar lo que me produce pensar en el equipo que nos ocupa y en lo que se ha convertido este Valencia.
Me encantaría saber si Peter Lim conoce a Miguel de Unamuno. Quiero creer que si se lo dijeran sus queridos Layhoon y Kim Koh se pondría las pilas y aprendería vida, obra y milagros del escritor y filósofo español.
Si me preguntara a mi, le diría que la mejor lección de vida que dejó don Miguel fue aquel“venceréis pero no convenceréis”, pronunciado en la apertura del curso académico de la Universidad de Salamanca en el 36.
Fue, sin duda, un discurso valiente en la España del comienzo de la guerra, en el que se retractaba de haber apoyado a los sublevados, más por sus métodos salvajes que por su ideas –muchas de las cuales compartía pues les apoyó cuando iniciaron la contienda-. Pronunciarlo delante de lo más granado de los golpistas (Millán Astray o Carmen Polo, entre otros) le costó el arresto domiciliario hasta su muerte meses después.
Seguro que Peter Lim, Layhoon, Kim y la gente que sustenta el club entenderían el mensaje si lo leyeran. Seguro que saben que muchos que aprobamos su llegada porque era el menor de los males, una solución necesaria para un club que estaba amenazado de desaparecer sin la refinanciación de Bankia, no nos conformamos con eso. Su desembolso económico ha sido el oxígeno que este club necesitaba para seguir respirando, pero ahora hay que saber gestionarlo deportivamente.
Estoy seguro también que lo que ellos ven sobre el campo les produce rechazo, hastío y repulsión deportiva, como a ti, como a mi. Pero vencer (en el proceso de compra) no es convencer. Ha llegado el momento de demostrar con hechos –deportivos- que su apuesta por la regeneración del Valencia no está basada en barbaries como dejar el club en manos de sus amigos –Jorge Mendes y Gary Neville– sólo por el hecho de que lo sean, ni malgastar en fichajes no contrastados. Es la hora de demostrar que además de vencer en el proceso de compra, pueden convencer a todos los aficionados con su gestión deportiva. Capaces les veo. Persuadidnos pues que vuestra apuesta por el Valencia es, además de económica –gracias– deportiva y sentimental. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque Valencia