«La Champions es la Champions y a ti te encontré en la calle»
Es maravillosamente inevitable, pero cada vez que alguien me dice la palabra Champions League pienso en él, en el gran Jesús Barrachina y en esa tarde noche en los pasillos de las oficinas de la Antiga Senda de Senent cuando el gran portavoz del club, que nos dejó hace ahora un año, acuñó la frase: «La Champions es la Champions y a ti te encontré en la calle». Cuánta verdad y cuánta enternecedora sencillez encerraba esa declaración.
Jesús cogió la frase de «Madre no hay más que una…», (idónea en este domingo día de la madre a las que felicito por ser las que de verdad mueven nuestro mundo), y se sacó de la chistera una frase que resume lo que es esa competición para el club como entidad y para su afición como reto deportivo. Nada hay comparado a los ingresos, el brillo y la satisfacción de jugar la Liga de los mejores; nada hay que se parezca a esas magníficas y maravillosas noches históricas de Champions ya vividas, incluyendo las dolorosas decepciones sufridas en París o Milán. Dicho esto, me parece absurdo debatir si el Valencia debía celebrar o no el éxito. Para mi no es incompatible festejar de forma discreta y en el vestuario en Villarreal, con asumir que hay cosas que mejorar y pulir.
Se necesitan fichajes para la Champions
Aquellos años de principios del siglo XXI nos deben servir como ejemplo y acicate para saber que, si una vez pudimos sin que nadie creyera en el Valencia, otra vez es posible repetirlo. Ahora bien, después de lo visto en el último tercio de la temporada, y sin quitarle ni un ápice de mérito a los que están, el Valencia necesita algo más de profundidad de banquillo, duplicar algunas posiciones. En cristiano: Fichajes que le permitan mantener el ritmo cuando la competición se aprieta, se acumulan los partidos y crece la exigencia. En enero, con la Copa, el equipo se cayó. Al final, con la acumulación de minutos, la frescura ya solo aparece a ráfagas y eso, ha quedado demostrado, no te da para ganar tantos partidos como se necesita.
Lo difícil es…
Me encantaría que estuviera aquí Jesús para celebrarlo, para que lo viera. Para abrazarnos y reírnos recordando andanzas por Europa y, por supuesto, soñando despiertos con fichajes, millones que aplaquen deudas y refuerzos para que el Valencia vuelva a ser grande y nos haga felices a todos. De momento está en el camino correcto para reverdecer viejos laureles y, por eso, gracias a todos los que han contribuido a enderezarlo. No olviden, eso sí, que lo difícil empieza ahora: conformar un bloque con fichajes que permita no sólo competir en Champions, sino mantenerse año tras año en la competición. Sin los millones de la Champions, ni club, ni estadio, ni ná… Porque, como ya dijo el gran Jesús Barrachina: «La Champions es la Champions y a ti te encontré en la calle». Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia
Este Valencia también enamora cuando sufre
Crónica en ElDesmarque Valencia
Este Valencia CF enamora hasta cuando sufre para ganar como le sucedió ante el Leganés. Los de Marcelino sabían que tenían ante sí un duelo difícil, ante un equipo rocoso y el guión no se desvió un ápice de lo previsto. El conjunto de Mestalla apretó los dientes, se puso por delante en el marcador gracias a un gol de Dani Parejo de falta directa; Neto mantuvo al equipo en el partido y en la segunda mitad un gol de Rodrigo y otro de Mina sentenciaron el choque.
No era un rival para fiarse, y el marcador final no refleja lo que sufrió el equipo para ganar. La mejor prueba de ello es que en el primer minuto Beauvue ya había probado los reflejos de Neto. El meta encabezaba un once formado por Martín Montoya, Ezequiel Garay, Jeison Murillo, José Luis Gayà; Carlos Soler, Dani Parejo, Geoffrey Kondogbia, Gonçalo Guedes; Rodrigo Moreno y Simone Zaza. Marcelino sacaba toda su artillería porque no se fiaba del equipo revelación del campeonato. Los acontecimientos, además, le dieron la razón bien pronto.
El Leganés, conocedor de las virtudes del Valencia, se encerró, su punta era el primero que tapaba a Parejo en la salida del balón y planteó un partido trabado desde el inicio. En apenas 20 metros jugaban los dos equipos, por eso, cualquier jugada a balón parado se jaleaba en Mestalla al son de la Marcha Imperial de Star Wars como si fuera un penalti en una final. Normal. Dani Parejo de falta directa no perdonó en el 13. Su tiro inteligente se coló por debajo de la barrera que saltaba. Cuéllar sólo la vio pasar. A pesar de que el Leganés no se descompuso, el partido había cambiado.
El Valencia volvió a enamorar a su parroquia con el juego rápido y preciso en la medular. Parejo y Kondogbia se multiplicaban en la recuperación y lanzaban a Guedes y Soler -muy vigilados- en pos del segundo gol. Los pepineros, sin embargo, no cejaban en su empeño de empatar y tuvieron tres buenas ocasiones para marcar, por mediación de Eraso, Szymanowski y en especial una de Beauvue, pero el Valencia este año no sólo tiene una pegada descomunal, sino que además tiene un buen portero y la suerte de cara, que también cuenta. Gracias a eso, el equipo llegó al descanso con ventaja en el electrónico.
Acoso y derribo del Valencia
La segunda mitad comenzó con alternancia en el dominio del juego. El Valencia quería, el Leganés maniataba. La tensión por el partido no cerrado se respiraba en el ambiente. Un desliz podía decidir el signo definitivo del partido y los de Marcelino querían hacerlo suyo. Así, Guedes, en el 54, pudo sentenciar, pero su disparo templado con el interior se estrelló en el palo cuando Cuéllar ya estaba batido. A la jugada siguiente, el meta sería quien desbaratara la nueva oportunidad del internacional portugués.
El relevo lo tomó Rodrigo. El máximo goleador español probó fortuna desde la diestra, pero su disparo salió desviado. Las ocasiones se acumulaban y Mestalla, que volvió a presentar otra buena entrada, se enardecía, pero Marcelino quería más y sentó a Carlos Soler, demasiado vigilado, para dar entrada a Andreas Pereira. Por el contrario, sería de nuevo Neto quien salvara al Valencia del empate.
Menuda pegada
La salida de Pereira, sin embargo, fue trascendental. Los dos primeros balones que tocó desarbolaron al Leganés. El primer centro se perdió sin éxito, pero el segundo encontró la cabeza de Rodrigo Moreno para sentenciar el choque. El máximo goleador español está de dulce y desvió el esférico sutilmente para lograr el 2-0. Ahora sí, el choque se había puesto de cara.
El técnico sacaría a Santi Mina de refresco por Zaza, muy trabajador, que se marchó muy cabreado y sin récord, pero ovacionado por Mestalla. Su esfuerzo lo merecía. El gallego saltó y besó el santo. Rodrigo disparó desde fuera del área y Mina, atento al rebote, lo luchó provocando un penalti que él mismo transformaría en gol. Sigue su idilio con el gol.
Lato por Rodrigo Moreno en el 84 completaría la terna de cambios de un Marcelino que, desde el banquillo, había resuelto el choque.
El Valencia provocó los olés de su hinchada que comprobó que sufriendo este Valencia también enamora. De hecho, el duelo acabó con otra buena parada de Neto y un mano a a mano de Mina que sacó Cuéllar. El electrónico no se movería y reflejó un 3-0 quizá demasiado amplio para los méritos de ambos equipos pero es que este Valencia tiene una pegada espectacular.
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