Los ciclos de la vida: cena, comunión y partido
Escrito por David Torres
He pasado un fin de semana casi tan intenso que el fiasco del Valencia me ha sentado como un tiro. Apenas 48 horas bastan en la vida de una persona para darse cuenta que la vida son ciclos, que el paso del tiempo es inexorable y que, en el fondo, ni somos tan distintos a los que nos precedieron, ni los que vienen detrás se diferenciarán muchos de nosotros. Por eso, como esta película ya la he visto, aviso para navegantes: hoy es «jugadores mercenarios», mañana será Gary y pasado Peter Lim.
Lo que no podemos pretender ahora es decirle a Suso qué necesita el equipo. Vaya por delante que, salvo el portero, cualquier posición es suceptible de ser reforzada, pero para mi un lateral izquierdo como Siqueira no es, ni de lejos, lo que más urge en el Valencia.
Comencemos. El viernes por la noche mi hijo me enseñó que, si a uno le das confianza, luego tienes que aceptar sus actos aunque no los compartas. Me dio una lección en toda regla y yo me la tuve que tragar. Ante mi reto: o cenas lo que hay o te vas a la cama sin cenar, él me contestó que gracias, que no tenía hambre y se acostó. Cuando los remordimientos me hicieron ofrecerle otra cosa diferente, él ya no se bajó de su burro y se durmió sin cenar. Se hace mayor.
En el Valencia pasa algo similar con Suso García Pitarch. Hemos pedido un director deportivo y éste ha llegado, con lo bueno que eso supone. Ya hay alguien a quien encomendarse, los fichajes se mueven y el equipo va a reforzarse. Eso sí, como a un hijo que crece, no podemos pretender ahora es decirle a Suso qué necesita el equipo. Vaya por delante que, salvo el portero, cualquier posición es suceptible de ser reforzada, pero para mi un lateral izquierdo como Siqueira no es, ni de lejos, lo que más urge en el Valencia.
Los amigos de mis padres y de mi hijo
Que el paso del tiempo es inexorable me quedó claro el sábado por la mañana, cuando participé en un partido de papis del colegio de mi hijo (el Vicente Gaos) y la posterior comida. Además de que acabé como si me hubieran dado una paliza -literal- (por cierto aprovecho para avisar a mis amigos de Futplaya que este lunes tengo difícil llegar al partido de Liga de Beteró); me di cuenta que el tiempo de dirigir mi vida ya pasó. De pequeños mis padres compartían sus amistades y nosotros, los nenes, íbamos detrás. Ahora son los niños los quele marcan a uno el ritmo. Por fortuna he de decir que he tenido la suerte de encontrarme un grupo de personas encantadoras, en el que ninguno nos ganaríamos la vida jugando al balón.
El caso es que lamentarse no vale de nada. Es como estar dándose cabezazos todos los días porque Amadeo Salvo y Aurelio Martínez prometieron cracks y en vez de eso llegaron futbolistas de Jorge Mendes a precios desorbitados, fuera de mercado. Lo que hay que hacer es asumirlo, superarlo y prepararse para el futuro. Por eso llegó Suso, para tratar una inexistente planificación deportiva. Por eso hay un director deportivo, para que Mendes no haga y deshaga a su antojo, para que el técnico y la primera plantilla tengan un jefe que les apriete después de perder contra el penúltimo, en casa, y llevar once jornadas consecutivas sin ganar en Liga. Para que aunque Neville diga que puede dormir tranquilo, sepa que otros muchos anoche durmieron preocupados y fastidados.
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— Valencia CF (@valenciacf) enero 31, 2016
Y el domingo comunión y fútbol
El domingo fue el punto álgido del fin de semana, pero desgraciadamente, no solo porque me fui de celebración. Siempre me encantó el término comunión: La unión de palabras «común unión» tiene una fuerza en sí mismo que me hace temblar, es como decir estamos unidos, pero muy, muy unidos.. El caso es que este domingo mis amigos Tito y Mariluz me invitaron a la comunión de su preciosa hija Laura (gracias, fue genial). Componente religioso aparte pues para el católico es un paso muy importante en su vida cristiana, me quedo con el reencuentro con viejos conocidos, todos ellos buenos amigos de toda la vida y, sobre todo, con la enseñanza de que la vida son ciclos, el tiempo pasa y es absurdo seguir librando batallas eternamente.
Valencia, y el Valencia CF, es un terreno abonado a las guerras intestinas, a los bandos y a las trincheras. Llevamos enfrentándonos unos contra otros desde tiempos inmemoriales. Sin ir más lejos, un servidor empezó en esto del periodismo en el 95 y ya estábamos en plena vorágine. Ahora, más de 20 años después, siguen los bandos agazapados esperando su oportunidad para hacerse con una cuota de poder.
Cambiamos de banderas, sí, pero no de conflictos. Que si Nuno y antiNuno, que si a favor deSalvo o en contra. Con la llegada de Suso y la próxima venida de Jaime Ortí a primera línea, he sentido algunos viejos movimientos que se rearman en la sombra. Es como si el ‘lado oscuro’ de la Fuerza se removiera esperando la oportunidad de ir a por Peter Lim. El primer síntoma, el domingo tras el fútbol. Un grupo de aficionados empezaron a chillar «Salvo traidor» mientras esperaban la salida de los futbolistas para increparles y gritarles «jugadores mercenarios».Mala cosa. Esta película ya la he visto. Primero fue Nuno, luego tuvo que venir un director deportivo; en breve será Gary Neville y, si la cosa no cambia y como el empresario de Singapur no tome medidas drásticas, él será el siguiente.
No fue esta decepción la culminación que deseaba a un gran fin de semana, tanto por la compañía, como por la lección aprendida. Aunque como la vida son ciclos, nadie nos impidió a mis amigos y a mi despedirnos soñando despiertos con una machada contra el Barça en la que nadie cree porque empezamos a pensar seriamente en «eso» de evitar la lucha por el descenso. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia