Lo que la verdad del Valencia esconde
Siempre me ha encantado la película dirigida por Robert Zemeckis. Desde el título -«Lo que la verdad esconde»- hasta su desenlace final. No es que crea en espíritus ni nada por el estilo pero, a medida que pasan los años, todavía sigo sorprendiéndome por lo ingenuo que soy y la cantidad de cosas que desconozco del mundo del fútbol en general y del Valencia CF en particular. Me pasa como la mujer -Michelle Pfeiffer– cuando descubre que su marido -Harrison Ford– no sólo tuvo una amante, sino que se deshizo de ella. (Si no la has visto, recomiendo que la veas).
Esta semana ha sido -deportivamente hablando- realmente desagradable. Se fue el boxeador-ideólogo Muhammad Ali; además, la vida -siempre perra- se llevó al mallorquín Luis Salom antes de tiempo en una dichosa curva en Montmeló y, con algunos miembros de otra curva, la nuestra, vivimos unos incidentes fuera de lugar por la política de abonos del Valencia que debieran estar erradicados en el mundo del fútbol.
Pero como soy un optimista irredento, ver de nuevo a David Villa por estas latitudes me levantó algo la moral. Escuchar que un tipo como él se siente tan valencianista como nosotros a pesar de la distancia, sinceramente reconforta, pero no puede esquivar la labor social de un periodista que es contar con detalle lo que conoce y sucede en el Valencia y en su entorno. Y eso, te lo prometo amigo lector, hoy en día no es fácil.
Si nos ponemos a enumerar algunos de los últimos fichajes y sus precios se me cae el alma a los pies: Rodrigo (30); Negredo (30); Enzo (25); Abdennour (25); Aderlan (9,5) etc… La lacra es de tal tamaño que ahora cambiar esa tendencia no va a ser sencillo.
Estas semanas ser periodista y seguir la información del Valencia CF no es sencillo. La noticia es que no hay noticia y cuando tratas de averiguar «lo que la verdad esconde» lo que descubres es inquietante. No sé si ponerle el calificativo de grave, pero sí preocupante. La postura del Valencia de que «no se puede fichar hasta que no se venda» no es precisamente eso, una postura, sino más bien una realidad. El club tiene que bajar un mínimo de 40 millones de euros en coste de jugadores -salarios más amortizaciones- y eso pasa por encontrar a algún pipiolo que quiera a futbolistas como Álvaro Negredo, Enzo Pérez, Piatti, Aderlan Santos y compañía con sus enormes nóminas, que son fruto de un pasado de descontrol.
La actualidad realidad económica del club tiene su origen en la época de Rufete-Nuno-Jorge Mendes-Amadeo Salvo. La política deportiva ha sido tan desastrosa en esa época que ha mermado de forma considerable el impacto de la inversión de Peter Lim. En el Valencia, es así, después de la compra por parte de un multimillonario singapurés, están pensando más en recortes que en mejoras. Inconcebible pero cierto. El caso es que, si nos ponemos a enumerar fichajes, sus precios y su rendimiento se me cae el alma a los pies: Rodrigo (30); Negredo (30); Enzo (25); Abdennour (25); Aderlan (9,5) la lacra es de tal tamaño que ahora cambiar esa tendencia no va a ser sencillo. Es un ancla que está impidiendo zarpar el proyecto de Suso García Pitarch como toca.
Ante esta tesitura, y con un verano tan largo como el que predice el director deportivo (faena tienen por delante Suso García Pitarch y sus gentes) la pregunta que me surge y que ahora me preocupa es ¿qué armas le van a dejar a Pako Ayestarán para cumplir el sueño expresado por la presidenta de luchar de nuevo por meterse en la Champions League?
Lay Hoon Chan goza como empresaria de toda mi credibilidad, por eso, y en términos empresariales creo que es momento de recordar que, para conseguir resultados, primero hay que invertir. El fútbol, en eso, no es distinto. Milagros a Lourdes. Aquí, en Valencia, lo que toca es limpieza de la plantilla al precio que sea (aunque sea regalando), fichajes inteligentes, mano dura con los jugadores y cierta dosis de realismo no nos vendría mal para establecer los verdaderos objetivos del equipo. Feliz semana.
David Torres
Delegado ElDesmarque Valencia